37 Antes rogaría a Su Majestad que me permita volver a mi pueblo para morir allá y ser enterrado en la tumba de mis padres. Pero aquí tiene Su Majestad a otro servidor: mi hijo Quimham. Que vaya él con Su Majestad, y haga Su Majestad por él lo que crea más conveniente.
38 El rey contestó:–Que venga conmigo Quimham, y haré por él lo que tú creas más conveniente. Y todo lo que me pidas, te lo concederé.
39 Toda la gente cruzó el Jordán. Y cuando el rey lo cruzó, dio a Barzilai un beso de despedida. Entonces Barzilai regresó al lugar en donde vivía.
40 El rey, por su parte, se dirigió a Guilgal, acompañado de Quimham y de toda la gente de Judá, así como de la mitad de la gente de Israel.
41 Todos los israelitas fueron entonces a ver al rey y le preguntaron:–¿Por qué han de ser nuestros hermanos de Judá quienes se adueñen de Su Majestad y quienes escolten a Su Majestad y a la familia real, y a todo su ejército, en el paso del Jordán?
42 Todos los de Judá respondieron a los de Israel:–Porque el rey es nuestro pariente cercano. Pero no hay razón para que vosotros os enojéis, pues ¿acaso comemos nosotros a costa del rey, o hemos tomado algo para nosotros?
43 Los de Israel contestaron:–Nosotros tenemos sobre el rey diez veces más derecho que vosotros. Además, como tribus, somos vuestros hermanos mayores. Así pues, ¿por qué nos menospreciáis? ¿Acaso no fuimos nosotros los primeros en decidir que regresara nuestro rey?Sin embargo, los de Judá discutieron con mayor violencia que los de Israel.