5 Nabucodonosor ordenó también que a esos jóvenes se les diera todos los días de los mismos alimentos y vinos que a él le servían, y que los educaran durante tres años, al cabo de los cuales quedarían a su servicio.
6 Entre aquellos jóvenes estaban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, de la tribu de Judá,
7 a quienes el jefe del servicio de palacio les cambió el nombre: a Daniel lo llamó Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac, y a Azarías, Abed-negó.
8 Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey; pidió, pues, al jefe del servicio de palacio que no le obligara a contaminarse con tales alimentos.
9 Por obra de Dios, el jefe del servicio de palacio miró con buenos ojos a Daniel,
10 pero le dijo:–Tengo miedo de mi señor el rey. Él me ha dicho lo que vosotros debéis comer y beber, y si os ve con peor aspecto que los otros jóvenes, seréis la causa de que el rey me condene a muerte.
11 Daniel habló entonces con el mayordomo a quien el jefe del servicio de palacio había encargado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y le dijo: