4 El día veinticuatro del primer mes del año estaba yo a la orilla del gran río Tigris.
5 En esto, miré y vi un hombre vestido con ropas de lino y un cinturón de oro puro.
6 Su cuerpo brillaba como el topacio, su cara resplandecía como un relámpago, sus ojos eran como antorchas encendidas, sus brazos y sus pies brillaban como el bronce y su voz parecía la de una multitud.
7 “Tan solo yo pude ver la visión, pues los hombres que estaban conmigo no vieron nada, porque el miedo se apoderó de ellos y corrieron a esconderse.
8 Yo estaba solo cuando tuve esta gran visión. Me puse completamente pálido y sentí que me faltaban las fuerzas.
9 Cuando le oí hablar, caí desmayado y quedé tendido en el suelo.
10 En seguida, una mano me agarró y me levantó hasta dejarme apoyado sobre mis manos y rodillas.