22 Mi Dios envió a su ángel a cerrar la boca de los leones para que no me hicieran ningún daño, pues Dios sabe que soy inocente y que no he hecho nada malo contra Su Majestad.
23 Entonces el rey se alegró mucho y ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron no le encontraron ninguna herida, porque tuvo confianza en su Dios.
24 Después, por orden del rey, fueron traídos los hombres que habían acusado a Daniel, y junto con sus mujeres y sus hijos fueron arrojados al foso de los leones; y aún no habían llegado al fondo, cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y los habían despedazado.
25 Entonces el rey Darío escribió a las gentes de todas las naciones y lenguas de la tierra, diciendo: “Os deseo paz y prosperidad,
26 y ordeno y mando que en todo mi imperio se respete y reverencie al Dios de Daniel.“Porque él es el Dios vivientey permanece para siempre.Su reino no será jamás destruidoni su poder tendrá fin.
27 Él es el salvador y el libertador;el que hace señales maravillosasen el cielo y en la tierra.Él ha salvado a Danielde las garras de los leones.”
28 Y Daniel siguió siendo una alta personalidad del gobierno en el reinado de Darío, y también en el reinado de Ciro, rey de Persia.