12 También nos dijiste que no debíamos casar a nuestras hijas con sus hijos, ni aceptar que sus hijas se casaran con nuestros hijos, ni procurar nunca la paz y el bienestar de esa gente, a fin de mantenernos fuertes, disfrutar de la bondad del país y dejárselo luego todo a nuestros descendientes como su herencia para siempre.
13 “Después de todo lo que nos ha ocurrido por causa de nuestras maldades y grave culpa, y aunque no nos has castigado como merecíamos por nuestros pecados, sino que nos has dado esta libertad,
14 ¿podríamos acaso volver a desobedecer tus mandamientos y emparentar con gentes de tan odiosas costumbres? ¿Acaso no te enojarías contra nosotros y nos destruirías hasta que no quedara con vida ni uno solo de nosotros?
15 “Señor, Dios de Israel, tú has sido justo con nosotros; tú has permitido que un grupo de nosotros haya logrado sobrevivir, como hoy se puede ver. Y nosotros somos realmente culpables delante de ti; por eso no podemos estar en tu presencia.”