7 pero el Señor siguió diciendo:–Claramente he visto cómo sufre mi pueblo que está en Egipto. Los he oído quejarse por culpa de sus capataces, y sé muy bien lo que sufren.
8 Por eso he bajado, para salvarlos del poder de los egipcios; voy a sacarlos de ese país y voy a llevarlos a una tierra grande y buena, donde la leche y la miel corren como el agua. Es el país donde viven los cananeos, los hititas, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
9 Mira, he escuchado las quejas de los israelitas, y he visto también que los egipcios los maltratan mucho.
10 Por lo tanto, ponte en camino, pues te voy a enviar al faraón para que saques de Egipto a mi pueblo, a los israelitas.
11 Entonces Moisés respondió a Dios:–¿Y quién soy yo para presentarme al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?
12 Dios le contestó:–Yo estaré contigo. Y esta es la señal de que yo mismo te envío: cuando hayas sacado de Egipto a mi pueblo, todos vosotros me adoraréis en este monte.
13 Pero Moisés le respondió:–El problema es que cuando yo vaya y les diga a los israelitas: ‘El Dios de vuestros antepasados me ha enviado a vosotros’, ellos me preguntarán: ‘¿Y cuál es su nombre?’ Entonces, ¿qué podré decirles?