14 Entonces el Señor se irritó con Moisés, y le dijo:–¡Pues ahí está tu hermano Aarón, el levita! Yo sé que él habla muy bien. Además, él viene a tu encuentro y se va a alegrar mucho de verte.
15 Habla con él y explícale todo lo que tiene que decir. Yo, por mi parte, estaré con él y contigo cuando habléis, y os daré instrucciones sobre lo que hayáis de hacer.
16 Tú hablarás a Aarón como si fuera yo mismo, y Aarón, a su vez, comunicará al pueblo lo que tú le digas.
17 Llévate este bastón, porque con él harás cosas asombrosas.
18 Moisés volvió a casa de su suegro Jetró y le dijo:–Tengo que regresar a Egipto, donde están mis hermanos de raza. Quiero ver si todavía viven.–Vete, pues, y que te vaya bien –contestó Jetró.
19 Estando aún Moisés en la región de Madián, el Señor le dijo:–Regresa a Egipto, porque ya han muerto todos los que querían matarte.
20 Moisés tomó entonces a su esposa y a su hijo, los montó en un asno y regresó a Egipto. En la mano llevaba el bastón de Dios.