19 Además el Señor dijo a Moisés:–Dile a Aarón que tome su bastón y que extienda su brazo sobre los ríos, arroyos, lagunas y depósitos de agua de Egipto; sobre todo lo que tenga agua, para que se convierta en sangre. ¡Así habrá sangre hasta en los recipientes de madera y de piedra!
20 Moisés y Aarón hicieron lo que el Señor les había ordenado. Aarón levantó su bastón y golpeó el agua del río a la vista del faraón y de sus funcionarios, y toda el agua se convirtió en sangre.
21 Los peces murieron, y el propio río apestaba tanto, que los egipcios no podían beber agua de él. ¡Había sangre por todo Egipto!
22 Pero los magos egipcios hicieron lo mismo por medio de sus artes mágicas, así que el faraón se puso terco y no hizo caso a Moisés y Aarón, tal como el Señor lo había dicho.
23 El faraón regresó a su palacio sin dar importancia a este asunto,
24 pero todos los egipcios tuvieron que hacer pozos en las orillas del río para sacar agua limpia, pues el agua del río no se podía beber.
25 Siete días después de que el Señor golpeara el agua del río,