1 Luego vi que, por encima de la bóveda que estaba sobre las cabezas de los seres alados, apareció algo como un trono que parecía de zafiro.
2 Y el Señor dijo al hombre vestido de lino: “Métete entre las ruedas del carro, debajo de los seres alados, y toma un puñado de brasas encendidas, de esas que están en medio de los seres alados, y espárcelas sobre la ciudad.”Y vi cómo el hombre se metió.
3 En aquel momento los seres alados estaban al sur del templo, y una nube llenaba el atrio interior.
4 Entonces la gloria del Señor se elevó de encima de los seres alados y se dirigió a la entrada del templo; la nube llenó el templo, y el atrio se iluminó con el resplandor de la gloria del Señor.
5 El ruido que hacían las alas de los seres alados se oía hasta en el atrio exterior. Era como si el Dios todopoderoso estuviera hablando.