10 Moriréis a filo de espada. Yo os juzgaré en los límites de Israel, y entonces reconoceréis que yo soy el Señor.
11 La ciudad no os servirá de olla, ni vosotros seréis la carne. Yo os juzgaré en los límites de Israel,
12 y entonces reconoceréis que yo soy el Señor. Porque no habéis vivido de acuerdo con mis órdenes ni habéis practicado mis leyes, sino que habéis seguido las prácticas de las naciones que os rodean.’ ”
13 Mientras yo les hablaba en nombre del Señor, cayó muerto Pelatías, hijo de Benaías. Entonces me incliné hasta tocar el suelo con la frente, lancé un fuerte grito y dije: “¡Ay, Señor! ¿Vas a terminar con lo poco que queda de Israel?”
14 El Señor se dirigió a mí y me dijo:
15 “La gente que vive en Jerusalén habla de los israelitas, tus compatriotas, y dice: ‘¡Ellos están lejos del Señor! A nosotros, en cambio, nos dio el país para que seamos dueños de él.’
16 Por eso diles: ‘Esto dice el Señor: Yo los desterré y los dispersé entre las naciones, entre países extraños, pero solo por corto tiempo. Ahora yo mismo seré un santuario para ellos en los países adonde han ido.’