7 Por eso yo, el Señor, os aseguro: Jerusalén será como una olla, pero la carne no seréis vosotros, sino los cadáveres de los que habéis matado, pues a vosotros os sacaré de la olla.
8 ¿Tenéis miedo a la guerra? Pues haré venir guerra sobre vosotros. Yo, el Señor, doy mi palabra.
9 Ejecutaré la sentencia contra vosotros: os sacaré de aquí y os entregaré a gente extranjera.
10 Moriréis a filo de espada. Yo os juzgaré en los límites de Israel, y entonces reconoceréis que yo soy el Señor.
11 La ciudad no os servirá de olla, ni vosotros seréis la carne. Yo os juzgaré en los límites de Israel,
12 y entonces reconoceréis que yo soy el Señor. Porque no habéis vivido de acuerdo con mis órdenes ni habéis practicado mis leyes, sino que habéis seguido las prácticas de las naciones que os rodean.’ ”
13 Mientras yo les hablaba en nombre del Señor, cayó muerto Pelatías, hijo de Benaías. Entonces me incliné hasta tocar el suelo con la frente, lancé un fuerte grito y dije: “¡Ay, Señor! ¿Vas a terminar con lo poco que queda de Israel?”