12 El jefe que tienen habrá de echarse sus cosas al hombro, y cuando oscurezca saldrá con ellas por un boquete que harán en el muro. Irá con la cara tapada, para que nadie pueda verle ni él pueda ver el país.
13 Yo le echaré encima mi red y lo atraparé con ella. Lo llevaré a Babilonia, tierra de los caldeos, tierra que no podrá ver, y allí morirá.
14 Dispersaré a los cuatro vientos la guardia que le rodea para defenderle, lo mismo que sus otras tropas, y las perseguiré con la espada en la mano,
15 y cuando ya los haya dispersado por otros países y naciones, reconocerán que yo soy el Señor.
16 Pero haré que unos cuantos escapen de la guerra, el hambre y las enfermedades, para que en las naciones adonde vayan cuenten todas las cosas detestables que cometieron y reconozcan que yo soy el Señor.”
17 El Señor se dirigió a mí una vez más y me dijo:
18 “Tú, hombre, tiembla de miedo al comer y muéstrate angustiado al beber.