17 Yo también la incitaré,hasta que mi ira se calme.Yo, el Señor, lo he dicho.”
18 El Señor se dirigió a mí y me dijo:
19 “Traza dos caminos, para que el rey de Babilonia pase con su espada. Los dos caminos deben salir del mismo país, y al comienzo de cada camino pondrás una señal que diga a qué ciudad conduce.
20 Trazarás un camino por donde pase el rey con la espada. Las ciudades son Rabá de los Amonitas y Jerusalén, la ciudad fortificada de Judá.
21 El rey de Babilonia se ha colocado donde comienzan los dos caminos, y consulta a la suerte: revuelve las flechas, consulta a sus dioses, examina hígados de animales.
22 A su mano derecha salió la flecha que señala a Jerusalén, y ello significa que debe atacarla con instrumentos de asalto y dar órdenes de matanza, lanzar gritos de guerra, atacar sus puertas, construir una rampa y rodearla por completo.
23 Pero a la gente de Jerusalén le parece que esta es una falsa profecía, por los pactos que han hecho. Pero en realidad es una acusación contra el pecado de ellos y un anuncio de su captura.