18 Por la mañana estuve hablando con la gente, y por la tarde murió mi esposa; a la mañana siguiente hice lo que el Señor me había ordenado.
19 Entonces la gente del pueblo me dijo: “Explícanos qué significa para nosotros eso que estás haciendo.”
20 Yo les dije: “El Señor se dirigió a mí y me dijo:
21 ‘Dile al pueblo de Israel: Esto dice el Señor: Voy a profanar mi templo, que a vosotros tanto os gusta mirar y tanto queréis, y que es vuestro orgullo y vuestra fuerza; los hijos e hijas que dejasteis en Jerusalén morirán asesinados.
22 Y diles: Vosotros haréis lo mismo que yo he hecho: no podréis cubriros la cara en señal de dolor ni comer el pan que se come en tales casos.
23 No podréis llevar la cabeza descubierta ni los pies descalzos. No os lamentaréis ni lloraréis. Quedaréis sin fuerzas por culpa de vuestras maldades, y os lamentaréis unos con otros.
24 Ezequiel será para vosotros un ejemplo, y todo lo que él hizo lo haréis vosotros. Cuando esto suceda, reconoceréis que yo soy el Señor.