24 pero el poder de Dios entró en mí y me hizo poner de pie. Entonces el Señor me habló de esta manera: “Ve y enciérrate en tu casa.
25 Mira, te van a atar con cuerdas, de manera que no podrás salir y estar con el pueblo.
26 Además yo haré que la lengua se te quede pegada al paladar, y que te quedes mudo. No podrás reprenderlos, aunque son un pueblo rebelde.
27 Pero cuando yo quiera decirte algo, te devolveré el habla y entonces les dirás: ‘Esto dice el Señor.’ El que quiera oir, oirá, pero el que no quiera, no oirá. Porque son un pueblo rebelde.