10 “Tú, hombre, di al pueblo de Israel: ‘Vosotros decís: Estamos cargados de faltas y pecados. Por eso nos estamos pudriendo en vida. ¿Cómo podremos vivir?
11 Pero yo, el Señor, juro por mi vida que no quiero la muerte del malvado, sino que cambie de conducta y viva. Israel, deja esa mala vida que llevas. ¿Por qué habrás de morir?’
12 “Tú, hombre, di a tus compatriotas: ‘Si un hombre bueno peca, su bondad anterior no lo salvará; y si un malvado deja de hacer el mal, su maldad anterior no será causa de su muerte. Si el hombre bueno peca, su bondad anterior no le valdrá para seguir viviendo.
13 Si yo prometo vida a un hombre bueno, y él, confiando en su bondad, hace lo malo, no tendré en cuenta ninguna buena acción suya, sino que morirá por el mal que haya cometido.
14 Y si condeno a morir a un malvado, y este deja el pecado y actúa bien y con justicia;
15 si devuelve lo que había recibido en prenda o lo que había robado, y si cumple las leyes que dan la vida y deja de hacer lo malo, ciertamente vivirá; no morirá.
16 Puesto que ahora actúa bien y con justicia, vivirá, y no me acordaré de ninguno de los pecados que había cometido.’