30 Haré también que los árboles y los campos den más fruto, para que no volváis a pasar vergüenza delante de las otras naciones por causa del hambre.
31 Y cuando os acordéis de vuestra mala conducta y vuestras malas acciones, sentiréis vergüenza de vosotros mismos por vuestros pecados y malas acciones.
32 Yo, el Señor, lo afirmo: Sabed, israelitas, que no hago esto porque vosotros os lo merezcáis; ¡sentid vergüenza y confusión por vuestra conducta!
33 ‘Yo, el Señor, digo: Cuando os purifique de todos vuestros pecados, haré que viváis en vuestras ciudades y que reconstruyáis las ruinas.
34 La tierra que había quedado desierta, en vez de seguir desierta será cultivada a la vista de todos los que pasan.
35 Y se dirá: Esta tierra, que había quedado desierta, ahora se parece al jardín de Edén; las ciudades que habían sido destruidas, arrasadas y convertidas en ruinas, ahora son fortalezas y están habitadas.
36 Entonces los pueblos vecinos que queden con vida reconocerán que yo, el Señor, reconstruyo lo destruido y vuelvo a sembrar lo arrasado. Yo, el Señor, lo he dicho y lo realizaré.