22 Al día siguiente ofrecerás en sacrificio por el pecado un cabrito que no tenga ningún defecto, y los sacerdotes purificarán el altar de la misma manera que lo hicieron con el becerro.
23 Cuando termines estos ritos de purificación, tomarás un becerro y un carnero, ambos sin ningún defecto,
24 y me los ofrecerás. Que los sacerdotes los rocíen con sal y los quemen como holocausto en mi honor.
25 Diariamente, durante siete días, deberás ofrecer un cabrito como sacrificio por el pecado, y también un becerro y un carnero, todos sin ningún defecto.
26 Diariamente, durante siete días, los sacerdotes deberán purificar por completo el altar, para dedicarlo al uso sagrado.
27 Así lo harán durante siete días, y del octavo en adelante empezarán a ofrecer los holocaustos y los sacrificios de reconciliación. Entonces yo os recibiré con agrado. Yo, el Señor, doy mi palabra.”