1 El día cinco del sexto mes del año sexto estaba yo sentado en mi casa, en compañía de los ancianos de Judá. De pronto el Señor puso su mano sobre mí
2 y vi algo que parecía un hombre. De lo que parecía ser su cintura hacia abajo vi algo semejante al fuego, y de allí hacia arriba brillaba como metal bruñido.
3 El hombre extendió lo que parecía ser una mano y me agarró por el pelo. Entonces el espíritu de Dios me levantó por los aires y, en visiones producidas por Dios, me llevó a Jerusalén y me colocó a la entrada de la puerta interior de la ciudad, que da al norte, donde se encuentra el ídolo que provoca la ira del Señor.
4 Allí estaba la gloria del Dios de Israel, como yo la había visto en la visión que tuve en la llanura.
5 Entonces me dijo: “Dirige tu vista hacia el norte.”Dirigí mi vista al norte y, en la entrada, junto a la puerta del altar, vi el ídolo que provoca la ira del Señor.
6 Luego me dijo: “¿Ves las cosas tan detestables que hacen los israelitas, con las cuales me alejan de mi santo templo? Pues todavía verás cosas peores.”