14 Después de irse Lot, el Señor dijo a Abram: “Desde el lugar donde estás, mira bien al norte y al sur, al este y al oeste;
15 yo te daré toda la tierra que ves, y para siempre será tuya y de tus descendientes.
16 Yo haré que estos sean tantos como el polvo de la tierra. Así como no es posible contar los granitos de polvo, tampoco será posible contar tus descendientes.
17 ¡Levántate, recorre esta tierra a lo largo y a lo ancho, porque yo te la voy a dar!”
18 Así pues, Abram levantó su campamento y se fue a vivir al bosque de encinas de un hombre llamado Mamré, cerca de la ciudad de Hebrón. Allí construyó un altar en honor del Señor.