4 El Señor le contestó:–Tu heredero va a ser tu propio hijo, y no un extraño.
5 Entonces el Señor llevó fuera a Abram y le dijo:–Mira bien el cielo y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. Pues así será el número de tus descendientes.
6 Abram creyó al Señor, y por eso el Señor le aceptó como justo
7 y le dijo:–Yo soy el Señor; yo te saqué de Ur de los caldeos para darte esta tierra como herencia.
8 –Pero, Señor y Dios, ¿cómo podré estar seguro de heredar esta tierra? –contestó Abram.
9 Y Dios le dijo:–Tráeme una ternera, una cabra y un carnero, de tres años cada uno, y también una tórtola y un pichón.
10 Abram trajo todos estos animales a Dios, los partió por la mitad y puso cada mitad frente a la otra; pero no partió las aves.