15 mientras José les decía:–¿Qué es esto que habéis hecho? ¿No sabéis que un hombre como yo puede adivinar?
16 Judá contestó:–¿Qué podemos responderte? ¿Cómo podemos probar nuestra inocencia? Dios nos ha encontrado en pecado. Aquí nos tienes; somos tus esclavos, junto con el que tenía la copa.
17 Pero José dijo:–De ninguna manera. Solo aquel que tenía la copa será mi esclavo. Los demás podéis regresar tranquilos a la casa de vuestro padre. Nadie os molestará.
18 Entonces Judá se acercó a José y le dijo:–Te ruego, señor, que me permitas decirte algo en secreto. Por favor, no te enojes conmigo, pues tú eres como el mismo faraón.
19 Tú nos preguntaste si teníamos padre o algún otro hermano,
20 y nosotros te contestamos que teníamos un padre anciano y un hermano todavía muy joven, que le nació a nuestro padre en su vejez. También te dijimos que nuestro padre lo quiere mucho, pues es el único hijo que le queda de la misma madre, porque su otro hermano murió.
21 Entonces tú nos pediste que lo trajéramos, porque querías conocerlo.