22 Los únicos terrenos que José no compró fueron los de los sacerdotes, porque el faraón les daba cierta cantidad de trigo; así que no tuvieron que vender sus terrenos, porque comían de lo que el faraón les daba.
23 Luego José dijo a la gente:–Ahora vosotros y vuestros terrenos pertenecéis al faraón, pues yo os he comprado para él. Aquí tenéis semilla para sembrar la tierra,
24 pero habréis de entregar al faraón la quinta parte de las cosechas; las otras cuatro partes serán para que sembréis la tierra y para que comáis vosotros, vuestros hijos y todos los que viven con vosotros.
25 Ellos contestaron:–Tú eres muy bondadoso con nosotros, pues nos has salvado la vida. ¡Seremos esclavos del faraón!
26 Así José puso por ley que en toda la tierra de Egipto se entregara al faraón la quinta parte de las cosechas. Esta ley todavía existe; pero los sacerdotes no tienen que pagar nada, porque sus tierras nunca llegaron a pertenecer al faraón.
27 Los israelitas se quedaron a vivir en Egipto. Tomaron posesión de la región de Gosen, y allí llegaron a ser muy numerosos.
28 Jacob vivió diecisiete años en Egipto, hasta que llegó a la edad de ciento cuarenta y siete años.