2 y le ordenó que dijera a Zorobabel, a Josué y al resto de la gente:
3 “Los que visteis el otro templo en todo su esplendor, decid qué os parece este que ahora tenemos. ¿No os parece que no vale nada comparado con aquel otro?
4 ¡Pero ánimo, Zorobabel! ¡Ánimo, Josué, jefe de los sacerdotes! Y animaos todos vosotros, gente del país. Trabajad, que yo estoy con vosotros. Yo, el Señor todopoderoso, lo afirmo.
5 Tal como os lo prometí cuando salisteis de Egipto, mi espíritu os acompaña. No tengáis miedo.
6 Dentro de poco haré temblar el cielo y la tierra, el mar y la tierra firme.
7 Haré temblar a todas las naciones, y traerán sus riquezas y mi templo se llenará de gloria.” El Señor todopoderoso lo afirma:
8 “Míos son la plata y el oro.