9 Su mujer le dijo entonces:–¿Todavía te empeñas en seguir siendo bueno? ¡Maldice a Dios y muérete!
10 Job respondió:–¡Mujer, no digas tonterías! Si aceptamos los bienes que Dios nos envía, ¿por qué no vamos a aceptar también los males?Así pues, a pesar de todo, Job no pecó ni siquiera de palabra.
11 Job tenía tres amigos: Elifaz, de la región de Temán; Bildad, de la región de Súah, y Sofar, de la región de Naamat. Al enterarse estos de todas las desgracias que habían venido sobre Job, decidieron ir a consolarle y acompañarle en su dolor.
12 A cierta distancia alcanzaron a ver a Job, y como apenas podían reconocerle, empezaron a gritar y llorar, y llenos de dolor se rasgaron la ropa y lanzaron polvo al aire y sobre sus cabezas.
13 Luego se sentaron en el suelo con él, y durante siete días y siete noches estuvieron allí, sin decir una sola palabra, pues veían que el dolor de Job era muy grande.