1-2 Una vez más mis quejas son amargas,porque Dios ha descargado su mano sobre mí.
3 ¡Ojalá supiera yo dónde encontrarloy cómo llegar a donde vive!
4 Presentaría ante él mi caso,pues me sobran argumentos.
5 ¡Ya sabría cómo respondera lo que él me contestara!
6 Pero él no usaría la fuerza como argumento,sino que me escucharía
7 y reconocería que tengo razón;me declararía inocente,¡me dejaría libre para siempre!
8 Pero busco a Dios por oriente, y no está allí;lo busco por occidente, y no lo encuentro.