30 El Señor les entregó también esta ciudad y su rey. No quedó nada ni nadie con vida, e hizo con el rey de Libná lo mismo que con el de Jericó.
31 Después Josué y los israelitas fueron de Libná a Laquis, acamparon ante la ciudad y la atacaron.
32 Al segundo día, el Señor les entregó Laquis y, como en Libná, los israelitas mataron a filo de espada a todas las personas y los animales que allí vivían.
33 Horam, el rey de Guéser, salió con su ejército a defender Laquis, pero Josué lo derrotó y no dejó a nadie con vida.
34 Después de Laquis, Josué y los israelitas fueron a la ciudad de Eglón, acamparon ante ella y la atacaron.
35 Aquel mismo día la tomaron y mataron a filo de espada a todos los que vivían allí, destruyéndolos por completo como habían hecho con los de Laquis.
36 De Eglón siguieron a la ciudad de Hebrón y la atacaron.