5 Así que los cinco reyes amorreos, o sea los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón, se juntaron y marcharon con sus ejércitos para acampar ante Gabaón y atacarla.
6 Por su parte, los habitantes de Gabaón mandaron este mensaje a Josué, que estaba en el campamento de Guilgal: “No te niegues a ayudar a tus servidores. Ven pronto a ayudarnos y defendernos, pues todos los reyes amorreos de las montañas se han unido para atacarnos.”
7 Entonces Josué salió de Guilgal con todo su ejército de valientes,
8 y el Señor le dijo: “No les tengas miedo, porque yo voy a entregártelos y ninguno de ellos podrá hacerte frente.”
9 Josué salió de Guilgal y, avanzando por la noche, atacó por sorpresa a los amorreos.
10 El Señor hizo que estos se llenaran de miedo ante los israelitas, y así Josué mató a muchísimos en Gabaón. Después los persiguió por el camino de Bet-horón, y siguió matando amorreos hasta Azecá y Maquedá.
11 Al bajar los amorreos la cuesta de Bet-horón, mientras huían de los israelitas, el Señor lanzó sobre ellos grandes piedras de granizo, que mataron más amorreos que las espadas de los israelitas.