13 y perdonad la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas, y a todo lo que es suyo. ¡Salvadnos de la muerte!
14 Ellos le contestaron:–Con nuestra propia vida responderemos de la vuestra, con tal de que tú no digas nada de este asunto. Cuando el Señor nos haya dado esta tierra, nosotros te trataremos bien y con lealtad.
15 Como Rahab vivía en una casa construida sobre la muralla misma de la ciudad, con una soga los hizo bajar por la ventana.
16 Y les dijo:–Id a la montaña, para que no os encuentren los que os andan buscando. Escondeos allí durante tres días, hasta que ellos vuelvan a la ciudad. Después podréis seguir vuestro camino.
17 Ellos le contestaron:–Nosotros cumpliremos el juramento que nos has pedido que te hagamos.
18 Pero cuando entremos en el país, tú deberás colgar esta soga roja de la ventana por la que nos has hecho bajar. Reúne entonces en tu casa a tu padre, tu madre, tus hermanos y toda la familia de tu padre.
19 Si alguno de ellos sale de tu casa, será responsable de su propia muerte; la culpa no será nuestra. Pero si alguien toca a quien esté en tu casa contigo, nosotros seremos los responsables.