13 Los siete sacerdotes iban delante del arca del Señor, sin dejar de marchar ni de tocar sus trompetas. Los hombres de combate iban delante de ellos, y los otros iban detrás del arca. Las trompetas no dejaban de sonar.
14 El segundo día dieron otra vuelta a la ciudad y volvieron al campamento. Y durante seis días hicieron lo mismo.
15 El séptimo día se levantaron de madrugada y marcharon alrededor de la ciudad, como lo habían hecho antes, pero ese día le dieron siete vueltas.
16 Cuando los sacerdotes tocaron las trompetas por séptima vez, Josué ordenó a la gente: “¡Gritad! El Señor os ha entregado la ciudad.
17 La ciudad, con todo lo que hay en ella, será consagrada a completa destrucción, porque el Señor así lo ha ordenado. Solo se les perdonará la vida a Rahab la prostituta y a los que estén refugiados en su casa, porque ella escondió a los espías que enviamos.
18 En cuanto a vosotros, cuidaos de no tomar ni tocar nada de lo que hay en la ciudad y que el Señor ha consagrado a la destrucción, pues de lo contrario pondréis bajo maldición el campamento de Israel y le acarrearéis la desgracia.
19 Pero el oro y la plata, y todas las cosas de bronce y de hierro, serán dedicadas al Señor y se pondrán en su tesoro.”