32 Luego, en presencia de los israelitas, Josué grabó en las piedras del altar la ley que Moisés les había dado.
33 Entonces todo el pueblo, tanto los descendientes de Israel como los extranjeros, y todos los ancianos, oficiales y jueces, se pusieron a los lados del arca del pacto del Señor, frente a los sacerdotes levitas que la llevaban a hombros. Para la bendición del pueblo de Israel, la mitad de ellos estaba en el lado del monte Guerizim y la otra mitad en el lado del monte Ebal, tal como lo había ordenado desde el principio Moisés, el siervo del Señor.
34 Después Josué leyó cada una de las palabras del libro de la ley, tanto las bendiciones como las maldiciones.
35 No hubo una sola palabra de todo lo que Moisés había mandado, que no leyera Josué ante toda la comunidad de Israel, incluyendo a las mujeres y los niños, y aun a los extranjeros que vivían entre ellos.