4 Mientras dure su promesa no podrá comer nada de lo que produce la vid, sea lo que sea.
5 Tampoco podrá cortarse el cabello, sino que se lo dejará crecer hasta que termine el plazo fijado a su promesa, pues debe mantenerse consagrado al Señor.
6 Durante ese tiempo tampoco podrá acercarse a un cadáver,
7 ni siquiera en el caso de que muera su padre, su madre, o algún hermano o hermana, para no quedar impuro, pues está obligado a mantenerse consagrado al Señor.
8 Todo el tiempo que dure su promesa, estará consagrado al Señor.
9 “Si alguien muere de repente junto a él y le contamina así el cabello, que él tenía consagrado al Señor, deberá raparse la cabeza siete días más tarde, es decir, el día señalado para su purificación.
10 El octavo día llevará al sacerdote dos tórtolas o dos pichones a la entrada de la tienda del encuentro.