15 No améis al mundo ni lo que hay en el mundo. Quien ama al mundo no ama al Padre,
16 porque nada de lo que el mundo ofrece viene del Padre, sino del mundo mismo. Y esto es lo que el mundo ofrece: los malos deseos de la naturaleza humana, el deseo de poseer lo que agrada a los ojos y el orgullo de las riquezas.
17 Pero el mundo se va acabando, con todos sus malos deseos; en cambio, el que hace la voluntad de Dios vive para siempre.
18 Hijitos, esta es la hora última. Vosotros habéis oído que viene el Anticristo; pues bien, ahora han aparecido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la hora última.
19 Han salido de entre nosotros, aunque en realidad no eran de los nuestros, porque si lo hubieran sido se habrían quedado con nosotros. Pero ha sucedido así para que se vea claramente que no todos son de los nuestros.
20 Cristo, el Santo, os ha consagrado con el Espíritu, y todos tenéis conocimiento.
21 Os escribo, pues, no porque ignoréis la verdad, sino porque la conocéis y sabéis que ninguna mentira puede proceder de la verdad.