10 Me arrodillé a los pies del ángel, para adorarlo, pero él me dijo: “No hagas eso. Yo soy siervo de Dios, lo mismo que tú y que tus hermanos que siguen fieles al testimonio de Jesús. ¡Adora a Dios!”Ese testimonio de Jesús es el que inspira a los profetas.
11 Vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, porque con rectitud gobernaba y hacía la guerra.
12 Sus ojos brillaban como llamas de fuego, llevaba en la cabeza muchas coronas y tenía un nombre escrito que solo él conocía.
13 Iba vestido con ropa teñida de sangre, y su nombre era La Palabra de Dios.
14 Le seguían los ejércitos del cielo, vestidos de lino blanco y puro y montados en caballos blancos.
15 Le salía de la boca una espada aguda, para herir con ella a las naciones. Las gobernará con cetro de hierro, las juzgará como quien pisa la uva en el lagar y les dará a beber el vino de la terrible ira del Dios todopoderoso.
16 En su manto y sobre el muslo llevaba escrito este título: “Rey de reyes y Señor de señores”.