2 Pensad en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
3 Pues vosotros habéis muerto, y ahora vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
4 Cristo es vuestra vida. Cuando él aparezca, vosotros también apareceréis con él y tendréis parte en su gloria.
5 Haced morir, pues, todo lo que de terrenal hay en vosotros: que nadie cometa inmoralidades sexuales, ni haga cosas impuras, ni siga sus pasiones y malos deseos, ni sea avaro, que es una forma de idolatría.
6 Estas cosas, por las que viene el terrible castigo de Dios sobre quienes no le obedecen,
7 son las que hacíais en vuestra vida pasada.
8 Pero ahora dejad todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.