1 Por eso, nosotros, teniendo a nuestro alrededor tantas personas que han demostrado su fe, dejemos a un lado todo lo que nos estorba y el pecado que nos enreda, y corramos con fortaleza la carrera que tenemos por delante.
2 Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús sufrió en la cruz, despreciando la vergüenza de semejante muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y está sentado a la derecha del trono de Dios.
3 Por lo tanto, meditad en el ejemplo de Jesús, que sufrió tanta contradicción por parte de los pecadores; por eso, no os canséis ni os desaniméis.
4 Pues aún no habéis tenido que llegar hasta la muerte en vuestra lucha contra el pecado,
5 y habéis olvidado ya lo que Dios os aconseja como a hijos suyos. Dice en la Escritura:“No desprecies, hijo mío,la corrección del Señorni te desanimes cuando te reprenda.