4 porque está al servicio de Dios para tu bien. Pero si te portas mal, entonces sí debes tenerle miedo; porque no en vano la autoridad lleva la espada, ya que está al servicio de Dios para dar su merecido al que hace lo malo.
5 Por lo tanto es preciso someterse a las autoridades, no solo para evitar el castigo sino como un deber de conciencia.
6 También por esta razón pagáis impuestos: porque las autoridades están al servicio de Dios, y a eso están dedicadas.
7 Dad a cada uno lo que le corresponde. A quien debáis pagar contribuciones, pagádselas; a quien debáis pagar impuestos, pagádselos; a quien debáis respeto, respetadlo; a quien debáis estimación, estimadlo.
8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.
9 Los mandamientos dicen: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”; pero estos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
10 El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.