8 No tengáis deudas con nadie, aparte de la deuda de amor que tenéis unos con otros, pues el que ama a su prójimo ya ha cumplido todo lo que la ley ordena.
9 Los mandamientos dicen: “No cometas adulterio, no mates, no robes, no codicies”; pero estos y los demás mandamientos quedan comprendidos en estas palabras: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”
10 El que tiene amor no hace daño al prójimo; así que en el amor se cumple perfectamente la ley.
11 En todo esto tened en cuenta el tiempo en que vivimos: que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está ahora más cerca que al principio, cuando creímos en el mensaje.
12 La noche está muy avanzada y se acerca el día; por eso, dejemos de hacer las cosas propias de la oscuridad y revistámonos de luz, como un soldado se reviste de su armadura.
13 Portémonos con decencia, como en pleno día. No andemos en borracheras y comilonas, ni en inmoralidades y vicios, ni en discordias y envidias.
14 Al contrario, revestíos del Señor Jesucristo como de una armadura y no busquéis satisfacer los malos deseos de la naturaleza humana.