24 Con razón dice la Escritura: “Los paganos ofenden a Dios por culpa vuestra.”
25 Es cierto que la circuncisión tiene valor para quien obedece a la ley de Moisés; pero el que la quebranta es como si no estuviera circuncidado.
26 En cambio, si el que no está circuncidado se sujeta a lo que la ley ordena, Dios lo tendrá por circuncidado aun cuando no lo esté.
27 El que cumple la ley, aunque no esté circuncidado en el cuerpo, juzgará a aquel que quebranta la ley a pesar de tenerla y de estar circuncidado.
28 Porque ser judío no es serlo solo en lo exterior, y estar circuncidado no es estarlo solo en lo exterior, en el cuerpo.
29 El verdadero judío lo es interiormente, y el estar circuncidado es cosa del corazón; no depende de reglas escritas, sino del espíritu. El que es así, resulta aprobado, no por los hombres, sino por Dios.