4 Son descendientes de Israel y Dios los adoptó como hijos. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa y les dio los pactos, la ley de Moisés, el culto y las promesas.
5 Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre. Amén.
6 Pero no es que las promesas de Dios a Israel hayan quedado sin cumplir. Lo que sucede es que no todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel
7 ni todos los descendientes de Abraham son verdaderamente sus hijos, sino que Dios le había dicho: “Tu descendencia vendrá por medio de Isaac.”
8 Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios son considerados verdaderos descendientes.
9 Porque esta es la promesa que Dios hizo a Abraham: “Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo.”
10 Pero eso no es todo. Los dos hijos de Rebeca lo fueron de un mismo padre, nuestro antepasado Isaac,