2 Todos cometemos muchos errores; ahora bien, el que no comete ningún error en lo que dice es un hombre perfecto, capaz también de controlar todo su cuerpo.
3 Cuando ponemos freno en la boca a los caballos, para que nos obedezcan, controlamos todo su cuerpo.
4 Y fijaos también en los barcos: aunque son tan grandes y los vientos que los empujan son fuertes, los pilotos, con un pequeño timón, los guían por donde quieren.
5 Lo mismo pasa con la lengua: es una parte muy pequeña del cuerpo, pero se cree capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego!
6 Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendido por el propio infierno, y a su vez hace arder todo el curso de la vida.
7 El hombre es capaz de dominar toda clase de fieras, aves, serpientes y animales del mar, y los ha dominado;
8 pero nadie ha podido dominar la lengua. Es un mal que no se deja dominar y que está lleno de veneno mortal.