37 ¡Respóndeme, Señor; respóndeme, para que esta gente sepa que tú eres Dios, y que los invitas a volverse de nuevo a ti!»
38 En aquel momento, el fuego del Señor cayó y quemó el holocausto, la leña y hasta las piedras y el polvo, y consumió el agua que había en la zanja.
39 Al ver esto, toda la gente se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y dijo: «¡El Señor es Dios, el Señor es Dios!»
40 Entonces Elías les dijo:—¡Atrapen a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno!La gente los atrapó, y Elías los llevó al arroyo Quisón y allí los degolló.
41 Después Elías dijo a Ahab:—Vete a comer y beber, porque ya se oye el ruido del aguacero.
42 Ahab se fue a comer y beber. Pero Elías subió a lo alto del monte Carmelo y, arrodillándose en el suelo, se inclinó hasta poner la cara entre las rodillas,
43 dijo a su criado:—Ve y mira hacia el mar.Él fue y miró, y luego dijo:—No hay nada.Pero Elías le ordenó:—Vuelve siete veces.