22 Después el profeta se presentó ante el rey de Israel, y le dijo:—Ve y refuerza tu ejército, y piensa bien lo que debes hacer; porque dentro de un año el rey de Siria volverá a atacarte.
23 Los oficiales del rey de Siria, por su parte, dijeron a éste:—Los dioses de los israelitas son dioses de las montañas; por eso nos han vencido. Pero si luchamos contra ellos en la llanura, con toda seguridad los venceremos.
24 Lo que ahora debe hacer Su Majestad es quitar de su puesto a los reyes, y poner oficiales en su lugar,
25 organizar luego un ejército como el que fue derrotado, caballo por caballo y carro por carro. Entonces lucharemos contra ellos en el llano, y sin duda los venceremos.Ben-hadad prestó atención a este consejo y lo siguió.
26 Un año después, Ben-hadad pasó revista a los sirios y se trasladó a Afec para luchar contra Israel.
27 También los israelitas pasaron revista a sus fuerzas y les dieron provisiones, y salieron al encuentro de los sirios. Acampados frente a los sirios, parecían apenas dos rebaños de cabras, pues los sirios ocupaban todo el terreno.
28 En esto se presentó un profeta ante el rey de Israel, y le dijo:—Así dice el Señor: “Puesto que los sirios han dicho que yo soy un dios de las montañas y no un dios de los valles, voy a entregar en tus manos a toda esta gran multitud. Así sabrás que yo soy el Señor.”