18 A los tres días de que yo di a luz, también dio a luz esta mujer. Estábamos las dos solas. No había ninguna persona extraña en casa con nosotras; sólo estábamos nosotras dos.
19 Pero una noche murió el hijo de esta mujer, porque ella se acostó encima de él.
20 Entonces se levantó a medianoche, mientras yo estaba dormida, y quitó de mi lado a mi hijo y lo acostó con ella, poniendo junto a mí a su hijo muerto.
21 Por la mañana, cuando me levanté para dar el pecho a mi hijo, vi que estaba muerto. Pero a la luz del día lo miré, y me di cuenta de que aquél no era el hijo que yo había dado a luz.
22 La otra mujer dijo:—No, mi hijo es el que está vivo, y el tuyo es el muerto.Pero la primera respondió:—No, tu hijo es el muerto, y mi hijo el que está vivo.Así estuvieron discutiendo delante del rey.
23 Entonces el rey se puso a pensar: «Ésta dice que su hijo es el que está vivo, y que el muerto es el de la otra; ¡pero la otra dice exactamente lo contrario!»
24 Luego ordenó:—¡Tráiganme una espada!Cuando le llevaron la espada al rey,