5 En esto, Saúl volvía del campo con los bueyes, y preguntó:—¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué lloran?La gente le contó la noticia que habían traído los hombres de Jabés.
6 Al oír Saúl aquello, el espíritu de Dios se apoderó de él; y se llenó Saúl de furia.
7 Entonces tomó un par de bueyes y los descuartizó, y por medio de unos mensajeros mandó los trozos por todo el territorio israelita. Y los mensajeros decían: «Esto mismo se hará con los bueyes de aquel que no se una a Saúl y Samuel, y los siga.»Un miedo tremendo invadió a la gente, y como un solo hombre salieron a unirse con ellos.
8 Y cuando Saúl contó a su gente en Bézec, había reunidos trescientos mil hombres de Israel y treinta mil de Judá.
9 Luego dijo a los mensajeros que habían llegado:—Digan a los habitantes de Jabés que mañana al mediodía los salvaremos.Los mensajeros fueron y comunicaron esto a los habitantes de Jabés, los cuales se alegraron mucho
10 y dijeron a Nahas:—Mañana nos entregaremos a ti, para que hagas con nosotros lo que mejor te parezca.
11 Al día siguiente, Saúl organizó su ejército en tres escuadrones, y antes de que amaneciera penetraron en medio del campamento enemigo, haciendo entre los amonitas una matanza que duró hasta el mediodía. Los que quedaron con vida se dispersaron de tal modo que no quedaron dos de ellos juntos.