9 Sin embargo, Saúl y su ejército dejaron con vida a Agag, y no mataron las mejores ovejas, ni los toros, ni los becerros más gordos, ni los carneros, ni destruyeron las cosas de valor, aunque sí destruyeron todo lo que era inútil y de poco valor.
10 Luego el Señor le habló a Samuel, y le dijo:
11 —Me pesa haber hecho rey a Saúl, porque se ha apartado de mí y no ha cumplido mis órdenes.Samuel se quedó muy molesto, y durante toda la noche estuvo rogando al Señor.
12 A la mañana siguiente madrugó para ir al encuentro de Saúl, pero le avisaron que éste se había ido a Carmel, que allí se había levantado un monumento, y que luego, dando un rodeo, había continuado hacia Guilgal.
13 Entonces Samuel fue a donde estaba Saúl, el cual le dijo:—El Señor te bendiga. Ya he cumplido la orden del Señor.
14 —¿Qué significan entonces esos balidos de ovejas y esos bramidos de toros que estoy escuchando? —respondió Samuel.
15 —Los han traído de Amalec —contestó Saúl—, porque la gente ha conservado las mejores ovejas y los mejores toros para ofrecerlos en sacrificio al Señor tu Dios. Pero hemos destruido lo demás.