5 —Así es —respondió Samuel—. Vengo a ofrecer un sacrificio al Señor. Purifíquense y acompáñenme a participar en el sacrificio.Luego Samuel purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.
6 Cuando ellos llegaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Con toda seguridad éste es el hombre que el Señor ha escogido como rey.»
7 Pero el Señor le dijo: «No te fijes en su apariencia ni en su elevada estatura, pues yo lo he rechazado. No se trata de lo que el hombre ve; pues el hombre se fija en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón.»
8 Entonces Jesé llamó a Abinadab, y se lo presentó a Samuel; pero Samuel comentó:—Tampoco a éste ha escogido el Señor.
9 Luego le presentó Jesé a Samá; pero Samuel dijo:—Tampoco ha escogido a éste.
10 Jesé presentó a Samuel siete de sus hijos, pero Samuel tuvo que decirle que a ninguno de ellos lo había elegido el Señor.
11 Finalmente le preguntó:—¿No tienes más hijos?—Falta el más pequeño, que es el que cuida el rebaño —respondió Jesé.—Manda a buscarlo —dijo Samuel—, porque no comenzaremos la ceremonia hasta que él llegue.