7 Por eso ordenó a sus oficiales:—Busquen alguna mujer que invoque a los muertos, para que yo vaya a hacerle una consulta.Y sus oficiales le respondieron:—En Endor hay una mujer que invoca a los muertos.
8 Saúl se disfrazó, vistiéndose con otra ropa, y acompañado por dos hombres fue de noche a visitar a aquella mujer. Y le dijo:—Te ruego que me adivines la suerte, y que hagas venir el espíritu de quien yo te diga.
9 La mujer le respondió:—Tú sabes lo que ha hecho Saúl, que ha expulsado del país a los adivinos y a los que invocan a los muertos. ¿Por qué me metes en algo que me puede costar la vida?
10 Pero Saúl, jurando por el Señor, le dijo:—Te juro por el Señor que no te pasará nada malo por esto.
11 —¿A quién quieres que haga venir? —contestó la mujer.—Llámame a Samuel —dijo Saúl.
12 De repente la mujer vio a Samuel, y dio un grito; luego le dijo a Saúl:—¿Por qué me has engañado? ¡Tú eres Saúl!
13 Pero el rey le dijo:—No tengas miedo. ¿Qué has visto?—Veo un dios que sube de la tierra —contestó la mujer.