3 Sin embargo, los hijos no se comportaron como su padre, sino que se volvieron ambiciosos, y se dejaron sobornar, y no obraron con justicia.
4 Entonces se reunieron todos los ancianos de Israel y fueron a entrevistarse con Samuel en Ramá,
5 para decirle: «Tú ya eres un anciano, y tus hijos no se portan como tú; por lo tanto, nombra un rey que nos gobierne, como es costumbre en todas las naciones.»
6 Samuel, disgustado porque le pedían que nombrara un rey para que los gobernara, se dirigió en oración al Señor;
7 pero el Señor le respondió: «Atiende cualquier petición que el pueblo te haga, pues no es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que yo no reine sobre ellos.
8 Desde el día en que los saqué de Egipto, hasta el presente, han hecho conmigo lo mismo que ahora te hacen a ti, pues me han abandonado para rendir culto a otros dioses.
9 Así pues, atiende su petición; pero antes adviérteles seriamente de todos los privilegios que sobre ellos tendrá el rey que los gobierne.»