3 Israel ha estado mucho tiempo sin verdadero Dios, sin sacerdote que enseñe y sin instrucción religiosa.
4 Pero cuando, en medio de sus dificultades, el pueblo se ha vuelto al Señor, Dios de Israel, y lo ha buscado, él se ha dejado encontrar.
5 En aquellos tiempos no había paz para nadie, sino mucho sobresalto para los habitantes de los diversos países.
6 Las naciones y las ciudades se destruían unas a otras, porque el Señor los aterraba con toda clase de calamidades.
7 Pero ustedes sean valientes y no se desanimen, porque sus trabajos tendrán una recompensa.»
8 Cuando Asá oyó este mensaje del profeta, se armó de valor y eliminó los repugnantes ídolos de todo el territorio de Judá y Benjamín y de las ciudades que había conquistado en la montaña de Efraín, y reparó el altar del Señor que estaba frente al vestíbulo del templo del Señor.
9 Después reunió a todo Judá y Benjamín, más los forasteros que había con ellos procedentes de Efraín, Manasés y Simeón, pues muchos de Israel se habían pasado al lado de Asá, al ver que el Señor su Dios estaba con él.